Estévez Rams, Ernesto, 1967- Entre el
pensamiento humanista y el paradigma científico: el problema de las culturas./
Ernesto Estévez Rams; prólogo Jorge Núñez Jover. -- La Habana: Editorial UH,
2019. 112 p. ISBN: 978-959-7251-56-9
El 7 de febrero pasado tuve el gusto de presentar en el Aula Magna de la Universidad de La Habana este libro, bellamente escrito y cuidadosamente editado, dos cuestiones que contribuyen a su lectura.
En su prólogo el Dr. Jorge Núñez Jover nos presenta al autor, los
orígenes del texto en la coincidencia con las preocupaciones de otros
intelectuales cubanos, y la amplitud de horizontes del autor, cuestión esta
última, que sobresale en el texto, cautiva al lector, y desde la primera página
le atrapa. Quienes se acerquen a este libro, sobre todo los intelectuales,
debemos sin embargo estar alertas porque será necesario estar dispuestos a
saltar las barreras de los pequeños espacios donde nos hemos especializado, y
tener disposición para buscar y aprender. Si la perspicacia crítica no se
acompaña de una disposición para aprender, el lector caerá en la trampa de
cerrar las puertas al diálogo no solo con el autor, sino con las tradiciones de
pensamiento y construcción de modos de pensar humanos que constantemente pone
sobre la mesa de discusión y valora.
El lector que asuma una postura de aprendizaje podrá ser responsable de
los resultados de su lectura, pues como excelente ensayista el autor argumenta
y sugiere, contraargumenta y … en ocasiones concluye, pero en muy pocas, pues
en la mayor parte del texto se abren nuevas preguntas, y cada lector a su vez,
podrá abrir las suyas.
Comparto que lo leí con rapidez, por la familiaridad de los asuntos y la
fluidez de la escritura. No es un libro donde se exponen definiciones,
conceptos y teorías, sino donde se siente y expresa un pensamiento que vuela.
Al leer, descubrí cuestiones nuevas que no sabía, sentí la brisa fresca de los
argumentos pensados con originalidad, y me he quedado con la impresión de que
se trata de un libro que ayuda, no solo a adentrarnos en el dilema de las
culturas, el pensamiento humanista y el paradigma científico; lo que a mi
juicio hace muy bien el autor, sino que nos coloca frente al espejo y nos ayuda
un poco más a entender lo que hacemos, y quiénes somos los seres humanos.
Situados ante el espejo de lo que hacemos y cómo lo pensamos, se devela la
trama individual y social, personal y cultural, cultural y civilizatoria, esto
es cultural (totalizadora y arraigada, propia e irrepetible) y civilizatoria
(fragmentada y desarraigada, ajena y transferible).
El libro tiene una estructura sigilosa, pues al excelente Prólogo antes
mencionado, siguen 8 capítulos, sin enunciados, lo que es un acierto, pues
obliga al lector a seguir y reconstruir por sí mismo la lógica implícita del
texto, no declarada en titulares. Eso también atrapa, como en las grandes
novelas, por el espíritu narrativo. Esta es una cualidad notable del libro,
pues todo el texto abunda en argumentos sobre la importancia de la cultura
científica, y su forma expresiva hace carne en la narrativa ensayística, propia
de la cultura humanística. En ese sentido, estremece, es decir, es
estéticamente un libro bello.
La estructura del libro termina con una amplia Bibliografía que
evidencia la consulta realizada con las fuentes universales imprescindibles
para el tema, y la riqueza de la producción cubana.
Por supuesto, por el tema, el autor, y la naturaleza misma del ensayo,
no faltan en el texto polémicas abiertas y temas complicados:
…la interpretación del affaire
Sokal más allá del ámbito específico de los postmodernos;
…la interpretación de la insustancialidad de la
ciencia por Heidegger;
…la distinción y relación entre ciencia y tecnología;
…el uso de los términos humanista y humanístico;
…si las resistencias sociales y
culturales a las evidencias científicas que refutan fundamentos de verdad para
el racismo, y otras ideologías, son en sí mismas o no, resistencias cognoscitivas,
rechazo a verdades, o un fenómeno cultural de mayor y más profunda raigambre;
…si los dilemas que afrontamos “se
presentan como una batalla entre la capacidad tecnocientífica alcanzada y la
insuficiencia cultural para su uso responsable por parte de la sociedad”,
cuestión que ya había ocurrido en el pasado, o por el contrario, los dilemas de
hoy se presentan como una batalla entre esa capacidad tecnocientífica alcanzada
y la insuficiencia cultural de las ciencias y las humanidades para lograr que
la sociedad alcance la sabiduría necesaria para manejar esos conocimientos.
A estos y otros riquísimos asuntos que el libro argumenta y coloca en
debate, me gustaría añadir cuatro preguntas. No sé hasta qué punto el texto las
contiene, las sugiere, o las provoca en este lector. En cualquier caso, no son
preguntas al autor, sino preguntas reflexivas que el libro despierta en este
lector:
1. ¿Tendría sentido
distinguir la ciencia de la cultura científica, es decir, la actividad
productora de conocimientos de cierto tipo y dentro de ciertos marcos, de la
representación que genera en los científicos y se transforma en modo de
actuación social?
No solo es polémico porque podríamos entrar a una rica
dinámica de argumentos y contraargumentos, sino por la paradoja que encierra:
las ideas sobre lo que la ciencia representa para los científicos, no tienen
por qué coincidir con la actuación de los científicos que una determinada
cultura científica propicia. Así, las posturas más duras en distinguir y
separar la ciencia reduciéndola a un espacio pequeño y de privilegio en formas
y métodos como, por ejemplo, en el positivismo, se valen siempre de formas
propias de la cultura humanística para extenderse en la sociedad. De manera que
la cultura científica, que tiene su nacimiento en la ciencia y la vida cultural
de los científicos, puede terminar en formas bien alejadas de la ciencia. O
quizás no sea más que otra manifestación de la venganza de los vencidos: la
especulación filosófica que la cultura del dato desplaza, renace siempre en la
base de los argumentos que se evocan para sustentar la validez absoluta del
dato.
2. ¿Convendría
prestar atención a los vehículos de la ciencia, muchos de ellos
institucionales, como las universidades, y la responsabilidad que les
corresponde para fomentar el diálogo entre las culturas, y extender los valores
humanísticos y científicos en la sociedad contemporánea? Este asunto me parece crucial
en una era, donde las universidades se inclinan ante los poderes públicos, la
economía y el mercado, ante las urgencias de acortar tiempos y espacios, y
renuncian con frecuencia a extender a la sociedad los valores de la pregunta,
el laicismo, la argumentación rigurosa y el pensamiento crítico, como viene
señalando desde hace años el filósofo francés Edgar Morin.
3. ¿Los conflictos
actuales con respecto a la responsabilidad en la producción y uso de los
conocimientos manifiestan un choque de culturas, la debilidad de una de las
culturas que no acepta las verdades que la otra cultura le ofrece, o
manifiestan por el contrario, que el universo simbólico humano se ha nutrido,
se nutre y se nutrirá, mientras sea humano, de lo real y de lo deseado, del
conocimiento y del valor, de la verdad y del error, de la ilusión y del dato,
de la practicidad de un lado, y de la poesía y la filosofía del otro? Estas dos
últimas, filosofía y poesía son núcleos de la cultura humanística, y
efectivamente no sirven para nada práctico, como no sea que sirven para vivir,
y sin vida humana no existe la ciencia.
4. Charle Percy Snow
nos legó una distinción clara, fenomenológica, de dos culturas: la de los
científicos y la de los escritores. ¿Será que una vez más el fenómeno
manifiesta y a la vez esconde la esencia? ¿Hasta qué punto deberíamos
distinguir tras las fronteras rígidas que separan la cultura científica y la
cultura humanística, las fronteras borrosas que se manifiestan en la
pertenencia a una forma común y específica de la cultura humana: el pensamiento
simbólico? Pensamiento simbólico y mundo ideal humano que incluye en un solo
haz el mito, las formas religiosas, la racionalidad científica, … Quizás, la
ciencia y la cultura científica de una parte y las humanidades y la cultura
humanística no sean, o no deberían ser vistas como lo opuesto sino como lo
diferente dentro de la familia, puesto que todas las ciencias y culturas
científicas son también productos históricos, culturales, sociales, humanos,
que parten de la estructura generadora de lo ideal, de lo simbólico.
En fin, este es un libro que hay que leer, que es productivo y
enriquecedor leer, que es un gusto leer, para coincidir con el autor en su
constante reto a la hiperespecialización, que se manifiesta hoy en la ignorancia
del conocimiento separado que pretende para sí toda la verdad; coincidir además
en su profunda reflexión sobre la pertenencia humana de los conocimientos, la
necesidad del cuidado en su manejo, y la importancia de la ciencia y la cultura
científicas. Para coincidir, además, en que ubicados en las riberas de cada
cultura hemos creído durante demasiado tiempo, que nuestro conocimiento es el
mundo o lo presenta de forma plena e infalible, cuando en realidad, es siempre
un producto nuestro, humano, temporal y frágil, que necesita ser manejado con prudencia
con base en el universo cultural a que pertenece.
Gracias al autor y a la Editorial Universidad de La Habana por este
acierto, por las respuestas que ofrece, las preguntas que formula y las que despierta,
y porque contribuye a pensar juntos el mundo en que vivimos, las
responsabilidades que tenemos, y a desear, evocar, y trabajar por hacer
realidad el mundo nuevo.
El libro está disponible en la Librería Virtual de CITMATEL http://www.libreriavirtual.cu/
Carlos J. Delgado
4 abril 2020
Gracias Carlos por tus reflexiones,tambien necesitamos seguir pensando, escribiendo y modestamente contribuir desde nuestra perspectiva filosófica, etica y bioética una praxis orientadora ante la encrucijada que vivimos como humanidad planetaria en los escenarios de la pandemia, pues nos ocupa a todos!!!
ResponderEliminarSi Nancy, es nuestro deber contribuir desde nuestras áreas de competencia profesional y compromiso cívico. Eres un ejemplo a seguir.
EliminarGracias Dr. Carlos, estimado amigo, por compartirme tu ejemplar Blog, que seguro contribuirá a la difusión y creación de conocimientos en el campo de la filosofía y otros saberes.
ResponderEliminarConsidero que ya me suscribí, por lo que espero me lleguen las notificaciones. De cualquier manera, estaré muy atento. Felicidades y éxito, que está garantizado por tu gran experiencia en estas lides y por los resultados que siempre has logrado. Un abrazo afectuoso, desde Villahermosa, Tabasco, México, donde se te recuerda, admira y aprecia!
Gracias amigo,
EliminarUn abrazo
Carlos